viernes, 26 de junio de 2009

SEMBLANZA DE PEDRO ARRIETA

Annie Badilla Calderón


El comité editorial de la R evista Comunicación tiene el honor de presentar la semblanza
del pintor costarricense Pedro Arrieta Salazar, ganador del premio Aquileo Echeverría J.
en el área de pintura, 1988 y profesor del Departamento de Cultura y Deportes de
Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Pedro Arrieta nació en la provincia de Limón y este hecho lo considera fundamental en
el desarrollo de su personalidad. Limón es un sitio tropical, de gran riqueza cultural, uno
de los pueblos con carácter, con personalidad definida. Aquí pasa el pintor su infancia,
sus primeros pasos los da en las calles de Limón a 100 metros del mercado. Comparte
las plazas, las gentes. Crece con mucha libertad. Durante toda esta época no recibe
ningún estímulo para dedicarse a la pintura, casi nunca tuvo a su alcance ni lápices de
colores ni cuadernos de dibujo. Su vocación se encuentra latente.
Sale de Limón a los trece años para estudiar, su educación es fundamentalmente
religiosa.

Tiene su primer contacto con la experiencia creativa al decorar vitrinas en una tienda en
Limón, pero la pintura no ha aflorado.
Al finalizar la secundaria decide estudiar arte; hace las pruebas de habilidad de la
Escuela de Artes Plásticas de la facultad de Bellas Artes en la Universidad de Costa
Rica y las pierde. Pero allí le piden que trabaje de modelo. Es su etapa de preparación.
Empieza a tener contacto con los grandes maestros costarricenses... Sonia Romero,
Carlos Salazar, Lola Fernández. Al año siguiente ingresa a la escuela. Pasa 6 años allí,
los cuales se caracterizaron por las muchas ganas de aprender. Durante el tercer año de
su carrera, en 1976, hace su primera exposición en Limón, en le edificio de la Corte. Se
le critica el hecho de que está empezando demasiado pronto. Siguen ex posiciones
colectivas en la Facultad de Bellas Artes y en 1977 hace su última exposición en Limón,
en la Municipalidad.
Al terminar su carrera, el Museo de Arte Costarricense le da una beca a México para
que estudie grabado, 1979- 1980. Va a la escuela la Esmeralda donde encuentra al maestro Octavio Bajonero. Allí comparte con otros compañeros, expone; pero
principalmente entra en contacto con ese país, su “magia”, la trayectoria que tiene ese
gran pueblo en el campo de la plástica. Allí aprendió el oficio del grabado.
Pedro regresa a Costa Rica. Sigue la etapa del dibujo en grandes formatos, la inserios
necesaria en el blanco y el negro.
Y después de esto, ¿qué? se presenta la crisis. Viene la reflexión... la búsqueda de
consejo de su maestra Dinorah Bolandi.



Un dibujo se convierte en pintura, aquí aparece el color. Empieza otra etapa de estudio,
redescubre a los grandes pintores modernos europeos y americanos. Busca encontrarse.
Empieza sus trabajos a partir de los colores primarios. Viaja a Méx ico en el año 1986
donde se encuentra con “una tempestad de color”.
Hablamos acerca del tema alrededor del cual giran sus pinturas. Sin pensarlo, Pedro
señala “El paisaje costarricense”. Abunda el rojo en su pintura, no solo como una
solución cromática, sino como símbolo de la época. Quemas, deforestación, la violencia
ejecutada en el paisaje. El contrapunto entre las parcelas, los campos sembrados, y los
bosques talados. El hombre no puede disfrutar el paisaje, el sentido de las cercas es la
reposición, la violencia.
Pedro Arrieta recibe el Aquileo Echeverría J. Por la exposición que realizó en la Plaza
de la Cultura. Considera la exposición como “una entrada”. Cuenta que la noche que la
noche de la inauguración Luis Ferrero( Premio Magón del mismo año) le dijo “Vos sos
el ganador del Aquileo en pintura de este año” fue una premonición pero la olvidó. Los
premios, señala el pintor son “reconocimientos a una labor que hay que asumir con
responsabilidad”. La persona que crea debe ver de que forma enriquece al país, sin que
lo mareen los halagos, debe seguirse dando el placer ante el hecho creativo, un placer
lleno de frescura, de actitud honesta. Considera que no hay arte comprometido, sino un
compromiso del artista consigo mismo, una visión propia ante el mundo.
Para poder finalizar esta semblanza podemos decir que en Pedro nos encontramos con
un hombre que funde en sí dos fases, por un lado el artista cuya necesidad de
manifestarse es imperiosa y por otro, al ser humano lleno de ideas, de sensaciones que
sabe que su papel, su responsabilidad.



Revista Comunicación
Escuela Ciencias del Lenguaje
ITCR
Volumen 3, Año 8, No 1, Agosto 1988

Pedro Arrieta "Penetración urbana hora cero"


Pedro Arrieta
Penetración Urbana hora cero
Biblioteca José Figueres Ferrer ITCR
Pinacoteca ITCR
Acrílico
1 x 1.20 mts1990

Pedro Arrieta Unidad de Cultura ITCR

Pedro Arrieta
1996
Pinacoteca ITCR
Unidad de Cultura

Pedro Arrieta "Ciudad Agua con escalera y nube"


Ciudad Agua con escalera y nube
Pedro Arrieta
Pinacoteca ITCR
Oficina Rector
SerigrafíaSerie 29/30
1999

Pero Arrieta "Signo y fuego sobre territorio ocre" 1999


Pedro Arrieta "De piñas y bananos con estómagos de cartón" 1999


Pedro Arrieta Museo "Silencio Espinoso" 1997


Pedro Arrieta "Territoriedad"


Pedro Arrieta "Nocturno Urbano"


Nocturno Ergético "Pedro Arrieta"


Pedro Arrieta "Interior Volcánico"


Pedro Arrieta "Entre barro"


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